LA REPUBLICA ESPAÑOLA

 

  LA PRIMERA CONSTITUCIÓN DEMOCRÁTICA DE ESPAÑA

Cuando llega la República, en España aún seguía vigente, al menos en teoría, la Constitución de Canovas, el viejo "cheque en blanco" de corte liberal que había quedado en suspenso bajo el mandato de Primo de Rivera. Cuarenta años después de su entrada en vigor, aquél texto no servía. Completamente obsoleta, era papel mojado para los horizontes democráticos y reformadores del nuevo régimen.

Hacía falta una nueva ley máxima republicana y democrática. Tras un acalorado debate -se prolongó durante varios meses y trajo consigo las dimisiones de Alcalá Zamora y Maura- en las Cortes Constituyentes, fue aprobada el 9 de diciembre de 1931. Había nacido la Constitución de la República Española, la más avanzada de su tiempo, que contemplaba el divorcio y el voto de las mujeres. Estos son sus principales rasgos:

Una República de trabajadores. El artículo 1 definía España como una república de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de libertad y justicia. Este artículo, muy discutido, daba al nuevo régimen un barniz ligeramente socialista que sólo sirvió para asustar a la derecha.

Estado Integral. Esta denominación ambigua contenía una fórmula de organización territorial que eludía el federalismo explícito, pero abría la puerta a las autonomías.

Una sola cámara. Se rompía así la tradición bicameral del país prescindiendo del Senado. Sin embargo, el Congreso salía reforzado con la facultad de destituir al Jefe del Estado, el presidente de la República.

Un jefe de Estado con un mandato de siete años. El presidente de la República era elegido de forma mixta por los parlamentarios y a través de unos compromisarios elegidos por sufragio universal. Así, era responsable ante el Parlamento y los electores.

Libertad de cultos y Estado laico. Uno de los puntos más polémicos. La República se declaraba laica, prohibía a las ordenes religiosas ejercer la enseñanza y desvinculaba al Estado de la financiación de la Iglesia. Significó una ruptura radical y un foco de tensiones en un país donde el altar era más importante que el trono.

Sufragio universal de verdad (incluía a las mujeres). La Constitución disponía que todos los ciudadanos de más de 23 años tenían el derecho de votar. Este precepto, indiscutible hoy en día, supuso una revolución en su momento: las mujeres podían votar.

César Rodríguez