Lo mismo que en las
Brigadas Internacionales del Ejército de la
República Española, en las que internacionales y
españoles lucharon estrechamente unidos, aquellos hombres
«a los que se les daba el nombre de extranjeros»,
estuvieron al lado de los resistentes de Francia, corrieron los mismos
riesgos e hicieron el mismo sacrificio de sus vidas.
Después
de haber
combatido en las filas del ejército francés en
1939 y 1940, e incluso, tomado muchas veces el fusil que
caía de manos francesas, después de haber tenido
20 000 muertos, heridos o prisioneros, la mayor parte de los
republicanos españoles refugiados en Francia se incorporaron
a la resistencia.
En
mas de cincuenta
departamentos, desde los Pirineos hasta la Bretaña, del
Mediodía y de la Provence, desde el valle del
Rôdano hasta los Alpes, del Jura y de Savoya, desde el Macizo
Central hasta la Normandia y en la región de
París, los combatientes españoles formaron
valerosas unidades de la resistencia francesa.
No
hay una gran ciudad de
esos departamentos, y en primer lugar París, que no tenga
una deuda de reconocimiento hacia esos hijos y esas hijas de
España. Sus nombres están unidos a la resistencia
y a la liberación de Toulouse y Burdeos, Nantes y Rennes,
Saint-Etiènne, Lyon y Grenoble, Marsella y de otras muchas
ciudades en las que España estaba presente con sus mejores
hijos. En los maquis de Vercors, de Glières y de
Mont-Mouchet, resuenan todavía los nombres de los
combatientes españoles.
Y,
desgraciadamente,
también en los campos hitlerianos de Mauthausen, Dachau,
Buchenwald...
Madrid,
Guadalajara, Belchite, Teruel...
estos nombres de España fueron gloriosamente ensalzados por
los carros de combate de la Segunda División Blindada
francesa, pilotados y servidos por soldados y jefes
españoles, que entraron los primeros en París
sublevados, en aquella inolvidable noche del 24 de agosto de 1944,
algunas horas antes que el enemigo capitulase bajo los golpes
conjugados de las Fuerzas Francesas del Interior y de la 2a
división blindada. Esos carros de combate y sus pilotos y
sirvientes irán a liberar Strasbourg y, una vez franqueado
el Rhin, llegarán a Berchtesgaden, el nido de
águila de Hitler; con ellos, la España
republicana estaba presente el día de la Victoria de 1945,
lograda por la URSS, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia.
La
resistencia francesa debe mucho al pueblo
español; en primer lugar a la fraternidad de combate, nacida
en los frentes de España, en las brigadas internacionales,
en las que se formaron un gran numero de sus combatientes y de sus
jefes, y después por la inolvidable y heroica
aportación entregada generosamente a la lucha armada, a su
Victoria.
Cristino
GARCIA, fusilado por Franco
después de la liberación de Francia, pudo
escribir :
" Durante cuatro
años, hemos luchado juntos para liberar a Francia de los
invasores hitlerianos.
Hemos creado lazos que
incluso la muerte no podrá romper.
Si estoy orgulloso de
ser un hijo de España, no lo estoy menos de haber ayudado,
con éxito, a la liberación de Francia."
Este
mensaje se ha grabado
en la memoria de todos los resistentes de Francia, franceses y
extranjeros ; resonará siempre como una llamada fraternal y
apremiante para que no descansemos hasta el día en el que
España haya recobrado, por fin, su libertad y con ella, la
independencia y la paz cívica.
Entonces
regresaremos allí,
franceses y españoles, y todos nuestros hermanos
internacionales, con el sentimiento de haber ganado nuestra
más hermosa victoria.