Un
silencio de 70 años
Ó. I.
-
Santiago
EL
PAÍS - 12-03-2007
"Dentro
de los represores también hay clases", dice Dionisio
Pereira,
demandado recientemente por los descendientes de falangistas de
Cerdedo. "Si cito a los asesinos más arrastrados no
tendría problemas".
En realidad, Pereira podría haber sido demandado en uso de
cualquier
otra fuente, documental u oral. Actualmente, el proyecto de ley de la
Memoria Histórica, que ya registra 200 enmiendas, no
prescribe la
nulidad general de las causas judiciales del franquismo. Tampoco obliga
a retirar la simbología de los golpistas. Para Pereira, en
este
contexto "es hora de dar un paso adelante".
Los
más de 50 colectivos que trabajan en el estudio y
difusión de la
represión en Galicia presentarán en abril una
iniciativa conjunta que
matiza el proyecto de ley de la Memoria. También
comparecerán ante los
medios investigadores amenazados en el desempeño de su
trabajo.
Ramón
Garrido (1915-1995), el más famoso combatiente de O Grove,
se
pasó al frente republicano en octubre del 37 y
acabó dirigiendo a los
450 miembros de la Resistencia española en
Bretaña, encargados de
sabotear las acciones nazis. Fue detenido a finales de 1942, y
después
de año y medio en La Santé, Eysses y Dachau,
liberado.
Revolviendo
en su casa de Montigny Le Bretonneux, el hijo de Ramón,
Fabien Garrido, encontró escritos de puño y letra
de su padre y los
reprodujo en su página web. En ellos se implica directamente
en la
represión franquista al alcalde de O Grove,
Joaquín Álvarez Lores. Tras
la demanda de dos hijos de éste, en septiembre de 2006, un
juez de
Cambados ordenó, como medida cautelar, la retirada de la
memoria
grovense de Ramón hasta que se pueda sustanciar el pleito.
Verdugos
y víctimas
De
forma que Fabien, jubilado de 59 años, tuvo que aceptar los
términos
de la demanda contra un dominio francés, Proxad, y su padre
muerto. El
auto de Juan Carlos Carballal asegura que "no existe dato alguno que
pueda considerar acreditados los hechos". Fabien se dirigió
por carta
al juzgado para precisar que, en las mismas páginas que se
ordena
eliminar, consta el fallecimiento de su padre. Ramón Garrido
sigue
pendiente de homenaje institucional en O Grove.
"Lo
que se plantea no sólo es el grado de veracidad de las
fuentes",
señala el presidente del Consello da Cultura Galega,
Ramón Villares.
"El caso es si el historiador puede usar en España fuentes
que vinculan
a personas vivas. Eso tendríamos que superarlo porque en
algunos
aspectos es propio del siglo XIX".
Otro
de los historiadores que se solidarizó con Pereira,
Ángel Viñas, prepara ahora mismo El
escudo de la República,
donde mencionará con nombres y apellidos a los implicados
-del Partido
Ccomunista y de la GPU estalinista- en el asesinato de Andreu Nin, el
líder del POUM. "Verdugos y víctimas deben ser
identificados por igual,
sean quienes sean", dice Viñas. "Si no se puede hablar de la
guerra
española 70 años después, apaga y
vámonos".