LOS ESPAÑOLES DEL «BATALLÓN DE EYSSES»

 

La central de EYSSES, viejo y siniestro presidio situado en Villeneuve-sur-Lot (Lot y Garona), recobró por decreto del gobierno de Vichy su antiguo titulo de «Maison Centrale de Force», nombre que ha conservado después.

El traslado a la central de EYSSES en octubre de 1943, de un gran número de presos políticos, obedecía a una orden de Vichy, para que las autoridades que colaboraban con los alemanes pudieran ejercer un control más estricto de los detenidos catalogados como peligrosos. Se trataba al mismo tiempo, de impedir las evasiones cada día más frecuentes en las pequeñas cárceles de provincias con la ayuda de la resistencia. Los patriotas de EYSSES procedían de casi todas las regiones de la zona sur y de la zona norte.

Los españoles venían de las cárceles de Nimes, de Marsella, de Grenoble, Montauban, de Tarbes, de Rennes, de París, etcétera. Algunos de estos camaradas detenidos demasiado pronto, no habían podido participar más que en el prólogo de la resistencia, otros tenían ya una rica experiencia de sabotajes y de hechos de armas.

La organización de la resistencia en la central de EYSSES comenzó desde el primer día de la llegada de este importante grupo de presos políticos. Los detenidos franceses organizaron el Frente Nacional y los españoles la Unión Nacional en la que entraron comunistas, socialistas y anarquistas. Aunque estrechamente unidos con los camaradas franceses, los españoles conservaron su personalidad y su autonomía.

En la cifra total de 1200 detenidos políticos, el grupo francés era naturalmente el más fuerte; después venia el español con unos 60 detenidos y había también dos soviéticos, algunos ingleses y polacos y numerosos italianos.

En los primeros momentos la resistencia se centré contra el severo reglamento que se aplicaba a los presos, partiendo del principio de que no eran más que «bandidos» y «terroristas». Con su lucha organizada y consciente, los patriotas de EYSSES en pocos días suprimieron todas las medidas vejatorias impuestas por el reglamento. Ya no se formó más la humillante «rueda» en los palios, en la que los detenidos marchaban en fila india al ritmo de sus pesados zuecos de madera; los prévôts y los cabos de vara desaparecieron; una delegación permanente de presos representaba a sus camaradas ante la dirección; se limpiaban y aireaban las celdas y los dormitorios y los detenidos se lavaban libremente en los patios después del toque de diana.

Otras reivindicaciones obtuvieron satisfacción : el derecho a enseñar, el derecho de los delegados a circular libremente en los patios a cualquier hora, la libertad de enviar varias cartas por semana y de recibir correspondencia, paquetes y periódicos, la de recibir normalmente la visita de los familiares... A la llegada de las nuevas expediciones de presos, los patriotas ejercían un severo control y todos los delincuentes de derecho común eran enviados a su sección. La repartición de víveres del fondo común se hacia sin favoritismo. Todos tenían la misma ración incluso los que no recibían ningún paquete del exterior. Lo mismo se hacia con el tabaco pero únicamente entre los fumadores para evitar que pudiera hacerse algún tráfico. El conjunto de los presos resistentes desarrollaba una actividad de colmena: cursos de educación política y cultural, conferencias y charlas, ejercicios físicos, preparación militar, espectáculos... En la prisión entraban libros prohibidos y armas más prohibidas todavía. Un receptor daba diariamente las noticias de Radio Moscú y de Radio Londres; se leían los partes de guerra y los de la resistencia y se publicaban periódicos manuscritos.

Los franceses por ser los más numerosos, dirigían políticamente y militarmente la prisión. Los españoles formaban un grupo autónomo pero integrado como es lógico en la organización general. La dirección  que dirigía todas las actividades estaba compuesta por Félix LLANOS, muerto tuberculoso pocos meses después de su regreso de un campo de concentración alemán, Miguel PORTOLES y Juan Antonio TURIEL.

Todos los detenidos resistentes se consideraban como futuros miembros de las Fuerzas Francesas del Interior y fue por este espíritu de lucha, que tanto los franceses como los españoles organizaron los grupos militares especiales bajo el mando de Fernand BERNARD, comandante de las brigadas internacionales en la guerra de España y jefe de la 139 Brigada española durante la batalla del Ebro.

Los españoles formaron cuatro grupos de combate con un efectivo de treinta camaradas dirigidos e instruidos por GUARDIA FERNANDEZ, capitán del ejército popular de la República Española. El responsable o comisario político era Félix LLANOS.

La preparación militar tenía una gran importancia, pues desde el primer día surgió la idea de la evasión colectiva para formar un batallón de las FFI destinado a reforzar los maquis de la Dordogne. Es este el rasgo más característico del grupo de patriotas de EYSSES : la firme voluntad desde el primer momento, de romper el dogal y el impaciente deseo de evadirse para seguir luchando.

La primera acción de resistencia fue un acto de solidaridad.

Había en el sector celular algunos presos «administrativos» detenidos como sospechosos, que no habían sido juzgados pero corrían el peligro de ser deportados a Alemania o entregados a la Gestapo en la zona norte. Un día los sacaron de la prisión por sorpresa, pero Ios ferroviarios realizaron un sabotaje en el tren y los GMR que los custodiaban tuvieron que llevarlos de nuevo a la cárcel. Los resistentes hicieron una huelga en el comedor que duró desde las once de la mañana hasta las seis de la tarde y obtuvieron la promesa de la anulación de la expedición. Por la noche, los gendarmes y los GMR vinieron a buscarlos y para sembrar el pánico lanzaron en sus dormitorios granadas lacrimógenas. En la sección de los resistentes se dio la voz de alarma y todos los patriotas salieron rompiendo las puertas. Más de mil detenidos se formaron militarmente en una avenida interior frente a la puerta del este en la que los esperaban las bocas de los cañones de las armas de los GMR. La columna se puso en marcha y al mismo tiempo las mil gargantas rasgaron la noche con las recias y solemnes notas de La Marsellesa.

Los proyectores iluminaban la fantástica escena. Los patriotas avanzaban desarmados hasta casi tocar los cañones de los fusiles. Solo algunos grupos especiales, entre ellos un español, escondían como podían mangos de picos, de palas y de hachas. El oficial que mandaba las fuerzas de represión vacilaba; no teniendo confianza en sus subalternos no se decidió a dar a tiempo la orden de fuego. Al fin viendo la partida perdida se retiró con sus fuerzas. Hornus, intendente de policía que había venido de Toulouse para dirigir las operaciones, hizo la promesa de que los presos administrativos no saldrían de la zona sur.

Los resistentes volvieron a sus dormitorios formados militarmente entonando de nuevo La Marsellesa de la Victoria. Los «administrativos» fueron efectivamente internados en el pequeño campo de Carrère en las proximidades de la central de EYSSES y más tarde trasladados a la fortaleza de Sisteron en los Bajos Alpes.

Durante una operación organizada por los FTPF en 1944, estos camaradas se sublevaron, desarmaron a sus guardianes y se incorporaron a los maquis de la región. Separados de sus compañeros siguieron honrando el «espíritu» de EYSSES.

Después de estos acontecimientos Lassalle, director de la central, fue destituido y reemplazado por Chartroul. Con la complicidad de algunos guardianes y de resistentes del exterior se pudo organizar la entrada de algunas armas escondidas en enormes cajas de galletas. Para guardar en el interior de la prisión, las pistolas ametralladoras Stein y algunas granadas, los detenidos del taller de ebanistería construyeron dobles fondos en las tarmias donde dormían algunos camaradas de los grupos especiales. A fin de establecer un contacto directo con el exterior y preparar la insurrección con la ayuda de la resistencia, el 23 de diciembre de 1943 se realizó la evasión del camarada «Kleber» en una camioneta que recogía las virutas del taller de carpintería. La buena organización de los camaradas logró que la evasión no fuese descubierta hasta el 20 de febrero de 1944.

«Kleber» se puso en contacte con Serge Ravanel, que era en aquella época responsable nacional de los Cuerpos Francos de la Liberación y dependía directamente del COMAC (Comité de Acción Militar del CNR). Entre los dos trazaron los planes de apoyo exterior para la protección de la salida de los presos. Unos 60 hombres de los grupos de choque de Lyon, de Marsella y de Toulouse armados de ametralladoras y morteros impedirían la llegada de refuerzos y protegerían la columna de evadidos. La acción estaba prevista para la última semana de 1943 o la primera de 1944. Se esperaba la confirmación después del viaje de Ravanel a Paris y el de «Kleber» a Toulouse donde Joyeux-Joly, jefe de los Cuerpos Francos de esta ciudad, tenía que facilitar las armas necesarias . Pero la confirmación tan esperada no llegó nunca...

El coronel Ravanel respondiendo a algunos pasajes de La historia de la liberación de Robert Aron, publicó en el Express del 26 de marzo de 1959 el siguiente resumen de los acontecimientos de aquella fracasada tentativa: «...Había en el Lot y Garona una prisión célebre, la central de EYSSES, donde estaban detenidos centenas de resistentes. En diciembre de 1943, se decidió intentar una vasta operación de evasión. Grupos francos, que vendrían de lejanos departamentos y en particular de Lyon, tenían que participar. En colaboración con los responsables del interior de la central, se logró la evasión de un preso con el que contábamos para establecer una ligazón eficaz entre nuestros grupos francos y los detenidos. Yo puse a este responsable, que se hacia llamar Tanger en relación con el jefe de los grupos francos de Toulouse, Joyeux-Joly, que se encargó de entregarle un depósito de armas. Todos los detalles de la operación estaban arreglados y no había más que esperar su ejecución... que no tuvo nunca lugar. Yo supe el motivo a fines de enero de 1944.  Habiéndose informado de que Tanger era comunista, Joly se negó a entregarle las armas prometidas. Tanger había perdido enseguida la confianza en nuestra voluntad de realizar la operación prevista y rompió los contactos.

«Algunas semanas más tarde los detenidos de EYSSES intentaron una evasión colectiva. Pero no disponían de ninguna ayuda exterior y les faltaban armas. Fue en fracaso seguido de una represión feroz y numerosos resistentes fueron fusilados.»

El 3 de enero de 1944, cincuenta y cuatro detenidos de la sección celular, la mayoría políticos y algunos de derecho común, se escaparon por la puerta este sin ninguna dificultad con algunos guardianes sobornados por una buena cantidad de dinero. Esta evasión se había realizado sin consultar ni prevenir a los responsables del Frente Nacional. Después de este espectacular acontecimiento, la situación cambió rápidamente en la central. El gobierno de Vichy destituyó a Chartroul y puso en el puesto de director al coronel miliciano Schivo, amigo personal de Darnand que hizo observar una disciplina penitenciaria rigurosa y tomó toda una serie de medidas de seguridad: la puerta del este fue definitivamente condenada; se instalaron espesos tabiques para separar las secciones y se construyeron cinco barricadas exteriores.

Desde entonces cinco torreones orientales podían abrir el fuego tanto contra el interior de la prisión como hacia sus accesos inmediatos. No pudiendo contar con la ayuda del exterior, después del fracaso de las negociaciones de «Kleber», la dirección política de la prisión decidió la evasión colectiva por sus propios medios.

Las dos grupos, comunistas y «gaullistas», adoptaron de común acuerdo la aplicación del plan preparado por BERNARD, principal responsable militar y ex-combatiente de las Brigadas Internacionales.

El plan consistía en aprovechar la primera ocasión propicia para apoderarse del interior de la prisión, remplazando a los guardianes auténticos por detenidos que se vestirían con los uniformes de los mismos y se apoderarían de su armamento. Después habría que neutralizar en un rápido ataque a los GMR (que según ciertos sondeos se habían comprometido a una cierta pasividad), vaciar los almacenes de víveres y con los ocho camiones de las fuerzas de seguridad de la prisión y algunos que la AS de Villeneuve-sur-Lot tenía que procurar, intentar llegar hasta el maquis del norte del Lot y Garona, primera etapa para ir a la Dordogne, donde reforzarían los grupos Carlos, Soleil y Hércules.

La ocasión se presento con la noticia de la inspección de un jerarca de Vichy. Se preveía —y así sucedió—, que el director y su plana mayor harían visitar a los patios y a las diversas instalaciones. Cuando la comitiva entró en la sala del patio 1, varios detenidos amordazaron al director, al inspector y a los hombres de su escolta.

Los oficiales de prisiones se quedaron en calzoncillos «prestando» su uniforme a los presos. Luego todo fue fácil y rápido. Se iba a buscar a los guardias uno por uno, bajo el pretexto de que los Ilamaba el director y se les obligaba a desnudarse. En poco tiempo se controló el interior de la cárcel que era la primera fase de la operación. No se pudo llegar al cuartel de los GMR por un incidente trivial.

Un grupo de presos de derecho común regresaba en aquel momento del huerto en el que trabajaban acompañados de un guardián. Aquellos desgraciados, al ver el fenómeno extraordinario de guardianes cacheando a otros guardianes, se pusieron a chillar como cornejas. El oficial se dio cuenta de lo que pasaba, tocó la alarma y los GMR dispararon contra los falsos guardianes, hiriendo al camarada BERNARD en una rodilla, mientras que cerraban la puerta blindada. La sorpresa había fracasado...

Desde entonces la batalla fue muy desigual. El combate empezó a las cinco de la tarde y duro hasta medía noche. Durante esa segunda fase, más dura y más difícil, cuando las posibilidades de éxito eran intimas, por no decir inexistentes, los grupos militares españoles ganaron por su arrojo y combatividad la admiración de todos.

En el libro "El Batallón de EYSSES" se describe esta fase del combate en los siguientes términos: «...De pronto un cohete verde sale disparado de uno de los torreones. Los GMR piden nuevos refuerzos?... Los camaradas españoles se proponen atacar al mirador noroeste... El que conoce en los momentos difíciles la amistad de un hermano de España, tiene entre todas las otras algo más. Son nuestras luchas comunes que nos han ligado más fuertemente todavía? »

Los minutos siguientes son emocionantes. Todos quisieran estrechar la mano de estos valientes. No piensan algunos que este ataque es una locura y que es insensato creer en su éxito? Tal vez. En aquel instante, ante la confianza tranquila de esos asturianos, de castellanos, de esos catalanes queremos ante todo darles las gracias y compartir su fe. »

Pero el glorioso equipo dirigido por LLANOS se inclinará, también después de tantos esfuerzos infructuosos. Los españoles comienzan el ataque con granadas de mano arrojadas algunas desde las ventanas de la enfermería. Sin embargo, incluso a la misma altura de las trôneras del mirador, es imposible hacer pasar una sola "patata" por las largas y estrechas aberturas. Las granadas caen en el camino de ronda pudiendo herir a los otros miembros del equipo. Armados de picos y de arietes estos últimos intentan abrir una brecha en la muralla. »

Cada percusión de "D-37" se acompaña de la caída en serie de todos los vidrios que quedan en las ventanas. » Los españoles reanudan sin parar sus asaltos... Van a hacerse matar todos! —dice AUBERT que manda el grupo de protección— hay que darles la orden de repliegue! Replegarse? Entrar en los locales? Ni pensarlo. »

Los españoles hacen como si no comprendiesen la orden.

Y cómo gritar más fuerte con ese ruido ensordecedor!»

«Durante una nueva carga, SERO fue herido. No quiere separarse de sus camaradas y cuando logran arrastrarlo al interior esta muy debilitado por la pérdida de sangre. La noticia de su herida circula rápidamente por todos los puestos de combate. SERO herido! Quién no lo quiere?»

Al fin se consigue que los heroicos camaradas españoles abandonen su tentativa desesperada... AZAGRA, herido en la rodilla, cierra la marcha. Desde entonces arrastrará su pierna lisiada por la metralla. »

En el puesto de mando, ante el EM del batallón, LLANOS dice simplemente :

" Hemos hecho lo que hemos podido. Hemos intentado derribar el muro con el ariete, pero habría hecho falta dinamita... Faltaban explosivos, una carga de plastic o de dinamita, verdaderamente...»

En realidad los españoles se daban perfectamente cuenta de lo que hacían y por esta razón su actitud era aún más heroica y meritoria.

Cuando en una situación ya desesperada se lanzaron al ataque del mirador, o cuando trataron de cavar un túnel, por debajo de los muros de la cárcel, o cuando devolvían a los GMR las granadas antes de que estallasen, sabían que arriesgaban sus vidas únicamente por no desperdiciar la menor posibilidad, pero dudando a pesar de todo, de la utilidad de sus esfuerzos.

En la última etapa del combate las fuerzas alemanas vinieron a reforzar los GMR, emplazando los cañones de 77 mm y los morteros en las alturas de los alrededores de la Central. Las negociaciones se hicieron por medio del director Schivo, prisionero de los patriotas, que telefoneó al capitán de GMR para que cesaran el fuego, dando su «palabra de oficial» a los sublevados de que no habría represalias.

El día 20, Joseph Darnand en persona llegó a la cárcel para dirigir las investigaciones. Los interrogatorios efectuados con los métodos habituales de los milicianos, no dieron resultado alguno. Por fin decidieron fusilar a los heridos puesto que indiscutiblemente, tenían que haber tomado parte en el combate y a cinco camaradas que fueron denunciados por el guardián de la prisión Johannes Dupin que afirmó haberlos visto con las armas en la mano.

Entre los doce condenados a muerte figuraban los nombres de nuestros tres camaradas François BERNARD, heroico combatiente en España y en Francia, Domenec SERVETO y Jaime SERO. El camarada AZAGRA que también estaba herido, se salvó gracias al error de un guardián.

 El miércoles 23 de febrero se consumó el asesinato.

Según el emocionante testimonio del pastor protestante FERAL, Jaime SERO se dirigió a él momentos antes de ser ejecutado, rogándole que escribiese a Mme Leroy para decirle que moría valerosamente y que su último pensamiento era para ella y su hija.

Los doce condenados cantaban el «Chant du Départ». Los patriotas oían desde las celdas sus voces enérgicas entonando las célebres estrofas que tenían en aquellos trágicos momentos una dolorosa veracidad : «...Sepamos vencer o sepamos perecer...» y un segundo antes del ruido de los disparos del pelotón de ejecución el grito de «Vive la France

Acto seguido, un millar de presos respondieron a las balas de los asesinos desde el interior de la prisión cantando La Marsellesa que era la mejor acusación y el más hermoso homenaje.

Después de la ejecución de estos camaradas, la vida de la central volvió a ser la del presidio de 1940 y en muchos aspectos peor. La prisión estuvo desde entonces bajo la vigilancia constante de los alemanes.

El 30 de mayo los GMR tomaron posición en los caminos de ronda y los soldados alemanes de la División SS «Das Reich» hicieron formar a golpes y culatazos a los patriotas, obligándolos a tener las manos encima de la cabeza. Sin dejar de golpearlos los embarcaron en los camiones. Como no hubo bastantes para transportarlos a todos, los cien presos que quedaban hicieron el camino a pie hasta la pequeña estación de Penne d'Agennais.

Fue una terrible marcha forzada a paso gimnástico de siete kilómetros bajo los golpes de las SS. Un detenido incapaz de mantener la rápida cadencia rodó por el suelo. Los alemanes se cebaron con aquel cuerpo sin defensa y por fin terminaron con él disparándole un tiro en la nuca.

Era nuestro camarada español HUERGA, primer muerto de la deportación del «Batallón de Eysses».

Después de un terrible viaje, los deportados llegaron a Compiègne que no fue para ellos más que una breve etapa. En vagones herméticamente cerrados y emplomados, los camaradas que pudieron soportar la segunda parte del interminable viaje llegaron al campo de DACHAU el 20 de junio.

Además de los ya citados, quisiera recordar los nombres de resistentes de los primeros tiempos como LASO y TERRIZA, el de nuestros camaradas de las brigadas internacionales BELINO y Marc PERRIN así como el de los muertos en los campos de Alemania : Joaquin BARRIO (Ricardo DIAZ), Manuel BONET y el joven anarquista Alberto SANCHEZ.

AZAGRA, herido en el combate, que se había salvado milagrosamente de la ejecución, murió en el terrible «komando» de Hersbrûck.

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